Dicen ser
dueñas de la noche, siendo en realidad, solo ovejas descarriadas, que
disfrazadas con nuevos pelajes, pintadas de pies a cabeza y disimulando sus
defectos bajo prótesis plásticas, se creen dueñas del mundo.
Un pequeño
mundo de poco más de 7.000 cabezas de ganado, donde muestran la irrealidad de
sus ficticias vidas, donde dicen ser dueñas de sus destinos, mientras sus
realidades son otras muy dispares.
Ocultan
sus defectos, bajo kilos de rimel y pintalabios, de colores, mas de furcias que de damas.
Se hacen pasar por victimas, esperando les inviten a una bebida alcohólica, que
haga disimular sus verdaderos miedos. Se dejan tocar a cambio de risas falsas,
a cambio de mentiras y con palabras envenenadas, hacia seres con principios.
No son
ganado de mis pastos, por ser ovejas disfrazadas. Mis pastos están abiertos a quienes desean
comer por necesidad, no por el placer de olvidar sus penas equivocadas, penas
que el tiempo habrá de recordarles.
Ocultan
sus crías en corrales prestados por ovejas mas viejas, que las alentaron a
seguir su mismo sendero. Increpan por sus bocas balidos para herir a quienes
dicen son los culpables de sus necesidades. Mienten en sus balidos, contando
injurias y mentiras que disfrazan, haciéndose pasar por victimas, incluso de
maltrato por parte de sus antiguos cuidadores. Dicen tener un cuadro donde
titulaciones las avalan, siendo solo un papel, donde solo se ven sus caras.
Ahora no
quieren tener cuidadores, desean ser ovejas descarriadas, sin camino ni
destino, solo la necesidad de una vida prestada. Se acerca el invierno, con
fríos y nevadas, quedaran solas en sus corrales, esperando una nueva temporada,
donde volver con nuevos pelajes a comer de manos prestadas.
Fulanas y altaneras,
casquivanas callejeras,
matan lo que besan
aquellas que cotizan alto
en el parqué del ajeno llanto.
casquivanas callejeras,
matan lo que besan
aquellas que cotizan alto
en el parqué del ajeno llanto.
Mujeres…
Tan suyas como impropias
bajo el abrigo de dos copas
corrompen a este débil
destiñéndole el cielo de añil.
Tan suyas como impropias
bajo el abrigo de dos copas
corrompen a este débil
destiñéndole el cielo de añil.
Dedicado a quienes quisieron hacer de mi vida, lo que han hecho de las suyas.
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