domingo, 16 de septiembre de 2012


6 Septiembre 2012.

Toda la tarde, mi pequeño retoño me había estado intentando convencer de lo que yo ya estaba más que convencido.

Llego la hora de reunirse con su amiga, quien por cierto, es hija de un conocido mío. Juntas con sus padres por escolta, bajaron hasta el recinto ferial, donde ellas, junto a mi sobrina, disfrutaron las tres de mi compañía, dado que mi conocido y padre de una de las crías, se había marchado a las casetas de feria.

Mas de 3 horas habían pasado, y ellas aun tan frescas y con ganas de continuar montarse en cada atracción, y yo tan contento de poder ir con mi hija, después de varios años a verla disfrutar. Hubo que recriminarles la hora y decirles que había que comer algo, así que las convencí para hacerlo.

Mi sobrina tras la cena, se marcho a casa con su madre, y quedamos tan solo las dos mosqueteras y yo.

Bajamos de nuevo al recinto de atracciones, montándose acá y allá, y mi retoño me miraba con cara de felicidad y de vez en cuando, entre atracción y atracción, dándome un fuerte estrujón en la mano me miraba y me decía – te quiero papá- .


Rozaban ya las una treinta de la noche, cuando el papa de la amiga de mi hija, vino a recogerla. Ella le pidió por favor, que le comprara un kebab de esos de moda, a lo cual el padre se negó y le dijo que se marchaban para casa. Tuvimos suerte, pues un amigo de este, lo llamo y se puso a charlar con él. Tras una breve charla, me pidió que me quedara con su hija un rato más y tras quedar a una hora exacta, en un sitio exacto, yo me agache y mire a la pequeña y graciosa niña, diciéndole -“recuerdas la canción que me escuchaste cantar en la tarde??”-, ella me miro a los ojos y me dijo -“si la de la magia ALEGRIA”-, yo le sequé sus dos lágrimas de su hermoso rostro, y le conteste -“recuerda, la magia esta donde menos lo esperes”-

Mi hija me miró, y me dijo –“papá, nos compraras los kebab??”-, y yo le conteste mirándole a los ojos –“No hija mía, los comprareis vosotras”-.

Alegres tomaron el billete que les di y corrieron hasta el puesto mas cercano a comprarse sus comidas, ellas estaban felices y yo también, al verlas hablar y tertuliar entre ellas.

Luego nos dirigimos a una caseta tranquila, donde mi hija, antes de darme el dinero sobrante, me pidió invitarme a una cerveza, a lo cual yo accedí.

Comieron y se tomaron sus refrescos, entre risas, y tertulia de crías me sentía en el paraíso. Nunca olvidare la cara de esa niña, al decirme  –“gracias Sebas, es cierto que tienes Magia.”- Alegría, gritó y los tres nos reímos. Llegado el momento, marchamos a llevarla junto a su papá, y ante el barullo de gente, deje a las dos niñas en la puerta de la caseta.

Entre a buscar al padre de la amiga de mi hija, cuando de repente me di cuenta de que algo no funcionaba.

 Vi las miradas de 4 lobos que me habían rodeado, no distantes de mí, sus miradas acechaban, alentados por perras en celo que les decían –“ese es, ese es.”- vi sus babeantes bocas, y sus ojos desencajados por la droga y el alcohol, mientras las perras en celo, sobre todo una de poco tamaño y rubio pelaje, los alentaban a que me echasen de allí.

El primero se acerco por mi diestra, preguntándome que hacia yo allí, a la siniestra estaba otro que hablaba con la perra de pelo rubio, y que me miraba desafiante. Por el frente me vino uno, quien directo me empujo y me dijo  -“ largo de este sitio, has venido a fastidiar más aun?? No tienes bastante amargador de mujeres??”-

En ese punto, mi interior reacciono, con tranquilidad, aunque deseaba explotar. Le mire desafiante a los ojos, y le dije tranquilo –“no deseo peleas, tan solo vine a buscar al padre de una amiguita de mi hija”-, entonces me intento empujar para echarme fuera, pero le detuve las manos agorándolo fuerte y le volví a repetir, -“dejame en paz, no busco alteración, solo busco al padre de una amiga de mi hija”. Llego el cuarto que estaba a mis espaldas y por detrás me empujo, para que tropezara con el que tenía frente a mí.

Visto esto, tan solo mire la cara de la perra rubia y decidí salir de allí, mientras escuchaba como ella decía “asquerosos los tíos de mierda”.

No me dio tiempo a salir de la caseta, cuando note otro empujón por la espalda y seguido me rodearon tres de ellos. Los lobos venían encendidos a mí. Me buscaban, quería pelea, pero no entre al saco. Pude esquivar un puñetazo, y tras ello escuche tras de mi a mi hija llorando y gritando –“ A mi papá no, a mi papá, noooooo”, la mire y reaccione. Alcé las manos abiertas a la altura de mi pecho, dando unos pasos atrás, -“me voy, me voy”- dije con tranquilidad y me gire hacia mi hija quien lloraba con el corazón encogido y gritó –“Nooooooo papaaaaá”- mire sobre el hombro y pude esquivar una patada a mi costado. Me giré dejando a mis espaladas a mi hija entre mis brazos y les volví a decir –“me marcho, dejadme tranquilo”-, acto seguido, llegaron varios conocido míos, varias personas salieron de la caseta y el papá de la amiga de mi hija llego también.

Ellos como cobardes, los cuatro se retiraron, y entonces pude abrazar a mi hija quien con el corazón encogido solo me decía –“te han hecho daño papá??”-. Sus lágrimas y su cara de susto, nunca lo olvidaré.

 

Nos marchamos a una caseta tranquila, donde no reina la droga, la prostitución, las hombrías ocultas tras mentiras y la tranquilice, se tomo un refresco y la relaje, le hable de que papá no entraría en peleas, de que papá, no deseaba meterse en líos y ella me dijo con carita de ángel –“papá tengo miedo que te busquen cuando yo me marche”.

Tranquila hija mía, tranquila, papá se ira a casa cuando tu estés calmada y te deje en casa de tu abuela. No te preocupes más, por favor, no te preocupes más.

Las caras de cada uno de ellos y de ellas nunca las olvidaré. Ellas y ellos reirán por mi retirada y se engrandecerán con su hazaña, quizás mañana se comente que fui un cobarde al retirarme, pero mi hija no ha de ver espectáculos, creo que ya ha vivido bastante y sufrido bastante como para ver a su padre enfrascado en peleas innecesarias.

Quizás haya sido un cobarde, pero mi hija me ve como un triunfador.

Te quiero Andrea. Así nos amargaron la noche del 6 de Septiembre.

1 comentario:

  1. El valor llevado al extremo se vuelve temeridad, y eso solo lo hacen los estúpidos. El auténtico valor reside en saber comportarse en situaciones cómo éstas; en no dejarse llevar por la provocación, los insultos o las injúrias. Ser valiente para saber qué es lo mejor para tus seres queridos en una u otra situación, y para saber qué debes hacer para salir triunfador. Y tu salistes por la puerta grande. Tu hija lo sabe, quién lea esto lo sabe, quienes hayan sido testigos lo saben, e incluso iba a decir que los mismos provocadores lo saben, pero me temo que ellos no saben ni lo que es el auténtico valor.

    Un saludo.

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