La tarde apetecía
para salir a pasear. Él se sentó el la terraza de un bar, tomo su libreta, su
bolígrafo y comenzó a escribir. Las gentes caminaban, los padres, paseaban a
sus hijos, las madres, tertuliaban y paseaban por la gran avenida. Gentes de
todas partes del mundo. El camarero le sirvió su bebida, él agradeció el
servicio.
Calle arriba,
ella venia como flotando mas que caminando, por la gran avenida. Su vestido
azul celeste, de suave tela, dejaba adivinar y entrever el color y las formas
su ropa interior. Era centro de miradas, su larga cabellera rubia ondeaba al viento,
a la suave brisa que corría aquella tarde.
El
continuaba escribiendo sus vivencias, sus momentos, sus cosas, sin haber
percibido la presencia de aquella hermosa chica. Ella se sentó justo en la mesa
que había frente a él. La mirada de ella lo analizaba, lo miraba, y las
preguntas comenzaron a amontonarse en su cabeza. Quien es?? Es nuevo en la
ciudad?? Como se llamará?? Porque no me
miró aun?? Que estará haciendo??, miles de preguntas se le venían a la cabeza.
El camarero,
se acercó para atender a la joven recién sentada, y él, alzo la mirada para
pedir de nuevo una consumición. En ese justo momento, hubo un cruce de miradas,
tímida, casi imperceptible, pero profunda en los ojos de ambos. Ella, miro el
teléfono móvil, ultima generación. Él continúo con sus anotaciones, ella volvió
a mirar, pero él no la miraba y decidió girarse mirando hacia la gran avenida,
él la miro, y vio que estaba quizás en espera de alguien.
Sus ojos
gris verdoso, penetraban los corazones, ella se empolvo la cara mirándole
fijamente, él ni se dio cuenta de ese momento. La mirada de ella se perdió en
el azul del cielo, entonces él comenzó a mirarla. Su rostro angelical, aquellos
ojos de mirada penetrante, su cuello casi provocador, sus pechos hermosos y
deseados, el talle de su cintura, ese cruce de piernas, ese vestido suave y
semitransparente, la analizó de arriba abajo. Ella se dio cuenta, y de nuevo se
cruzaron las miradas, esta vez fijas, como desafiantes… así estuvieron casi un
minuto, y de sus labios de color rojizo, salió una hermosa sonrisa. Él casi se
quedo helado.
Ella.- que
mas quiere el bobo, que me acerque a saludarlo- se preguntó a si misma.
Él.- no te
hagas ilusiones, que te crees muy gallito- se dijo así mismo.
Cada uno
aparto la mirada, pero no pasaron muchos minutos en los que volvieron a
cruzarse, esta vez, ella con la sonrisa incluida desde el principio. Él le
devolvió la sonrisa y quitándose las gafas, pensó si debería hacerlo, respiró
profundo y alzo la mano, para llamar la atención del camarero.
Había
decidido invitarla y probar suerte. Cuando el camarero se acercó, el miro a la
mesa de ella, pero para su sorpresa, varias personas se acercaban con intensión
de sentarse. Miró al camarero y pidió otra consumición, el camarero se extraño, pues aquella bebida
estaba casi entera, pero se dirigió a servirle. Él tomo de un gran trago la rubia de culo frio que tenia en
sus manos, mientras la otra rubia, la que estaba sentada en la mesa de
enfrente, se saludaba con 3 hombre y dos mujeres que habían llegado.
Ella comenzó
a tertuliar con los invitados, pero sin dejar de mirarle casi continuamente,
como si adivinara que él quería dar ese primer paso. Mirada picarezca mientras
el continuaba en sus escritos y de vez en cuando, la miraba, pensado cual de
los tres seria su novio.
Él decidió
tomarse el ultimo trago y marcharse. Pagó al camarero, se encamino por la
avenida, en dirección al lado opuesto por el que ella vino. Ella lo miraba
alejarse, el se giro y vio su mirada. Que quería decir esa mirada??
Tres meses
después de ese día, nuestro amigo, entro en el ayuntamiento de la localidad,
para tramitar unos documentos, pasó a la habitación de recepción, donde le
dijeron que tenia que dirigirse hasta mostrador a la ventanilla 3. Se encamino,
y después de saludar, ella alzó la mirada. Otra vez ese rostro angelical, esa
mirada hermosa, esos ojos gris verdoso. Esa sonrisa y un Alemán, perfecto.
Ahora
nuestro amigo, le intento explicar en un SpanAlemanis, lo que deseaba y ella,
en un Español, algo alemanizado, le dijo tranquilo, se lo que desea.
Desde aquel
día, se han visto en diversas ocasiones, unas en el trabajo de ella, otras por
la localidad, incluso un día en Misa. Aun se miran, ella sabe mas de él, por su
trabajo en el ayuntamiento y tramitar documentaciones. Él sabe aun poco de
ella, solo que tiene novio desde hace apenas dos meses, que tiene 39 años, que
le gusta Andalucía y que alguna vez quisiera ir de vacaciones allí, sobre todo
a Córdoba, por encantarle esa ciudad desde muy pequeña, cuando le hicieron hacer
un trabajo sobre medinat al´zahara.
Aun se ven,
y sus miradas se cruzan. Aun se ven y la profundidad de esa mirada es
penetrante.
Impresionante!!! Te felicito...tienes q escribir un libro Sebastian
ResponderEliminarGracias David, quizas me lo plantee cuando tenga la estabilidad laboral que necesito y mi paz, karma o como se quiera llamar, llege un poquito mas adelante. Quizas cuando pueda ver la felicidad de una mosca sobre un pastel. Quizas lo haga
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