lunes, 24 de septiembre de 2012

9 AÑOS DE AMISTAD.


Andaba yo aquella noche, entre planos, preocupaciones y dilemas matrimoniales. La obra era grande para mis posibilidades, pero era un reto a llevar a buen término. El tejado semicircular de la gran mansión me tenia un poco en vela los últimos días,  los lagos artificiales, me tenían casi sin sueño y para colmo descubrir una ciber-infidelidad de la que compartía mi cama, me tenían ya mas de una semana casi sin sueño.
 

Aquella noche, me dedique a investigar, me metí de lleno a rebuscar cada uno de los archivos del ordenador, a mirar cada una de las entradas de los últimos días, de las ultimas semanas…

Allí, apareciste tú. Comenzamos a hablar, a conocernos, aun recuerdo algunas de las preguntas, algunas de las palabras, aun recuerdo aquella noche. La luna estaba llena, el olor a jazmín impregnaba la habitación y la calle. Lo recuerdo porque salí a fumarme un cigarrillo, poco antes de que hablásemos por vez primera. Después de fumarlo, me arrime a la cama, donde ella dormía, le tapé los pies con una sabana, para que no cogiese frio, bese a mi hija de pocos meses, colgué bien el ramillete de jazmines que había hecho con parte de los que había recolectado esa tarde. Después me senté en la mesa, mire al techo y comenzó de nuevo a indagar. Allí, apareciste tú, yo no sabia bien como funcionaba aquel programa, pero comenzamos a charlar, ese día trasnochaste, por el cambio horario que hay entre ambos.

Tras aquella noche, vinieron más, y más y más. Hablamos, nos contamos, nos dijimos, aprendimos el uno del otro. Después llegó a nosotros una flecha que cupido lanzo al aire y entre los desaires de la que compartía mi casa, entre los problemas de la obra, entre mis necesidades de dar y tus necesidades de recibir, nos volvimos cómplices de unas especie de Amor, que nos llevo a inventar una locura. Mi visita a tus tierras, la cual decidí que sería lo mejor.

Después de mucho tiempo, tomé la decisión de ir. Hable con ella y le dije lo que pensaba, le conté que mientras yo trabajaba ella hacia de mi vida un imposible, puse todas las cartas sobre la mesa, mi decisión estaba tomada. Pero sus llantos, sus suplicas de que cambiaría, y nuestra hija, me hicieron cambiar de opinión. Porque no dar una segunda oportunidad, pensé. Sin saber el daño que te hacía, perdone infidelidad y te fui infiel. Te mentí en alguna ocasión, hasta que decidiste salir de mi vida. Te marchaste y me degastes sin poder dar una explicación.
 
Los años pasaron, yo emigre a tierras lejanas, buscando la felicidad de los míos, una felicidad que por desgracia me había sido arrebatada en  mi tierra por personas poderosas que hundieron mi economía, que me sumergieron en una crisis que me llevo a plantearme el suicidio. No solo a planteármelo, sino a poner una escopeta en mi boca, ante la impotencia que sentía en aquellos días. Días en los que todo se me unía. La separación de la unidad de los tres hermanos, el fallecimiento de mi padre, cada día en mi mente, recordando como lo encontré tirado entre hiervas, la caída de mi madre en el Alzheimer de pensar en su marido y en su vida, ver a mi compañera llorar por no tener un euro para poder comprar un litro de leche para dar de comer a nuestra hija, trabajar por bajos precios incluso casi para no cubrir gastos. Depreciarme de mi trabajo y marcharme a trabajar al campo, donde también triunfe profesionalmente, pero donde ganaba una miseria. No tener desempleo ni ayudas por haber sido trabajador autónomo... La unión de tantas cosas me llevaron a pedir dinero prestado para poder venir a estas tierras. Nadie me ayudo, nadie quería en aquellos momentos saber de mí, mi comunidad, mi localidad, me daba poco a poco de lado. Quise vender algunas de mis herramientas, nadie compraba. Me rebaje a los mas grandes terratenientes de mi localidad, pero todos me hablaban de la crisis, de los malos momentos y todos me daban largas. Tan solo pedía 1.000 € para poder dejar en casa algún dinero y venirme a este nuevo mundo.
Alguien, a quien debo de darle las gracias, se ofreció voluntario y me presto su ayuda, una ayuda que vino seguida de una llamada de teléfono que me comunicaba que tenía trabajo aquí, si podía estar en 48 horas en la ciudad de mis sueños, en Lucerna.
Con un macuto que solo traía dos camisas, dos pantalones, tres calzoncillos, tres pares de calcetines, un bocadillo y una Coca-Cola, me encamine a estas tierras.
He pasado muchas calamidades, he dormido en el suelo, he visto la traición, he vivido el desamor, he vivido infidelidades no ciber, sino en carne y hueso, he vivido un divorcio escondido dándome por paradero desconocido, citaciones al juzgado que eran devueltas por no saber mi paradero. He vivido robos, he vivido traiciones por parte de Españoles a los que les di todo, incluso los puse a trabajar, he llorado horas y horas en la soledad de mi habitación, he pasado por mas de dos meses sin hablar con mi hija, he tenido que huir de mi pueblo al ir a ver a mi hija, me han querido pegar delante de ella, me han perseguido desde la distancia cercana para ser observado, no me han dejado estar a solas con mi hija mas de 30 minutos, con mensajes a su móvil y controles por parte de todas esas personas que desean mi mal, he sido acusado de violación reiterada, he sido acusado de maltratador y mas, y mas que podría contar.
No todo ha sido malo en estas fechas, en este año, he conseguido volver a sacar al sebas que conociste, a ese que ante una flor ve la magia de la vida, a ese sebas que mira absorto por horas a un niño jugar, a ese sebas que vuelve a tener sentimientos, deseos, ganas de vivir. A ese sebas que vive por y para los demás y que solo desea dar para ser feliz. He conocido a personas que sin conocerme, tan solo a través de un teclado, y que quizás sin ver nuestros rostros me han dado ánimos, he conocido a personas de buen corazón, he visto la nieve a mi alrededor cayendo mientras paseaba y daba gracias a la divinidad. He vivido alegrías en el trabajo, he vivido también tristezas en él, he vivido… en solo un año, quizás mas que en 45.
He vuelto a conocer el amor, he vuelto a tener ilusiones y ganas de vivir. Las tengo, las tengo presentes cada día. He vuelto a ver el circo del sol. He vuelto al sebas del año 1992, cuando era YO.
Lamento haber decidido tomar el camino largo para mi futuro, pero no deseaba ser un temporero en un país que me da oportunidades para reactivar mi vida. Tenia y tengo unos proyectos de futuro, ver a mi hija crecer en estas tierras, en este mundo de oportunidades. Traía planes para tres, ahora solo los tengo para dos, y espero que el tiempo pase lento pero sin pausas, para que algún día mi hija pueda venir conmigo.
Me he vuelto a enamorar, quizás no habría de haberlo hecho, pero el destino lo ha querido así. Aunque aun hay que hablar largo y tendido de ese tema. Espero no equivocarme.
   Ahora reapareces en mi vida, me vuelves a llenar de ilusiones, de metas a conseguir. No podría fallarte por segunda vez, pero he de luchar para que tu vida, vuestras vidas sean felices. Me siento culpable en cierto modo de lo que te ha ocurrido en este tiempo de silencio. Me siento culpable de tu situación, por lo cual deseo darte mi mano para que salgas de donde estas metida. Aunque ello me lleve a romper ciertos momentos de felicidad.
No te olvidé en estos casi 9 años, nuestro contacto fue mínimo, tan solo para hacerme participe del nacimiento de tu retoño. Después, he descubierto tus vivencias, tus momentos de aflicción, tus sentimientos, aunque tú  desees ocultarlos tras un amor falso.
Quiero tenderte mi mano, para que ambos salgáis de ese infierno que estáis viviendo, sobre todo por mi sentimiento de culpabilidad.
Gracias Ana Cardina, tu felicidad también eres parte de mis metas a conseguir.
Nunca olvides mi palabra mágica. ALEGRIA.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Ovejas descarriadas


 

 

Dicen ser dueñas de la noche, siendo en realidad, solo ovejas descarriadas, que disfrazadas con nuevos pelajes, pintadas de pies a cabeza y disimulando sus defectos bajo prótesis plásticas, se creen dueñas del mundo.

Un pequeño mundo de poco más de 7.000 cabezas de ganado, donde muestran la irrealidad de sus ficticias vidas, donde dicen ser dueñas de sus destinos, mientras sus realidades son otras muy dispares.

Ocultan sus defectos, bajo kilos de rimel y pintalabios, de colores, mas de furcias que de damas. Se hacen pasar por victimas, esperando les inviten a una bebida alcohólica, que haga disimular sus verdaderos miedos. Se dejan tocar a cambio de risas falsas, a cambio de mentiras y con palabras envenenadas, hacia seres con principios.

No son ganado de mis pastos, por ser ovejas disfrazadas.  Mis pastos están abiertos a quienes desean comer por necesidad, no por el placer de olvidar sus penas equivocadas, penas que el tiempo habrá de recordarles.

Ocultan sus crías en corrales prestados por ovejas mas viejas, que las alentaron a seguir su mismo sendero. Increpan por sus bocas balidos para herir a quienes dicen son los culpables de sus necesidades. Mienten en sus balidos, contando injurias y mentiras que disfrazan, haciéndose pasar por victimas, incluso de maltrato por parte de sus antiguos cuidadores. Dicen tener un cuadro donde titulaciones las avalan, siendo solo un papel, donde solo se ven sus caras.

Ahora no quieren tener cuidadores, desean ser ovejas descarriadas, sin camino ni destino, solo la necesidad de una vida prestada. Se acerca el invierno, con fríos y nevadas, quedaran solas en sus corrales, esperando una nueva temporada, donde volver con nuevos pelajes a comer de manos prestadas.

 

 

Fulanas y altaneras,
casquivanas callejeras,
matan lo que besan
aquellas que cotizan alto
en el parqué del ajeno llanto.

Mujeres…
Tan suyas como impropias
bajo el abrigo de dos copas
corrompen a este débil
destiñéndole el cielo de añil.

Dedicado a quienes quisieron hacer de mi vida, lo que han hecho de las suyas.

Que hago aqui??


Zurich, 4:55 de la madrugada, la lluvia fue incesante toda la noche, aun llueve, el pronostico del tiempo dice que todo el día seguirá igual. Gris, lluvioso y con intervalos de fuertes precipitaciones.

El semáforo en rojo, el embarcadero del lago, un nuevo día y me pregunto que sentido tiene todo esto. Para un plato de comida, porqué a estas horas, ya he desayunado, me he lavado, aunque hoy fue más peinarme y darme un aguilla en los ojos. He dado los buenos días en mi red social, he cantado, he recorrido 15 km.  y sigo hacia adelante.
 

Quizás este Sebastián no habría que publicarlo. Quizás este Sebastián habría de callarlo, pero es el mismo de cada momento. Algunas mañanas me da por pensar mientras me dirijo al trabajo y quizás hoy sea uno de esos días, en que la cabeza no para de hacerse preguntas. Ya te he mandado el mensaje de rigor, te he dado los buenos días, ya he dejado tras de mi 15 km, y me quedan aun unos 20 para llegar al trabajo.

Semáforo en verde. Retomo la marcha ahora todo el camino por la milla de oro de Zurich, a derecha viviendas, a izquierda viviendas y el lago, barcos, veleros y las luces del otro lado del lago me acompañan. Una parada en la gasolinera, pan recién hecho, hoy será el de semillas. Un café frio, de estos que venden en basos de plástico, hoy tomare un expresso.

El amanecer se acerca, las claras del día comienzan a cambiar el  negro de la noche.
 

Que hago a estas horas por estas calles y por estos lugares?? Donde el gallo canta su kikiriki, pero las personas no te dan los buenos días, si no el Guten Morgen

Recien llego a la obra, el día se presenta duro, cansino y quizás mas que húmedo. Comienzo a desaguar cimentaciones, estas tierras resumen agua por todas partes, quizás por ello la capa de piedra que hay bajo cada cimentación. Pronto han dado las 9 y la pausa del café te deja entrar en calor, el calor de la estufa de la barraca. Retomas el  trabajo, prontas suenan las campanas de la iglesia cercana y sabes que son las once de la mañana, mas rápido llegan las doce del medio día. Paras a comer, te refugias de la lluvia incesante. No maldices como los demás compañeros, cantas, cantas y estas feliz.

Retomas el trabajo, la lluvia no cesa, el fango te llena las botas, has de cambiarte de calcetines. El laser parece que hoy esta a tu lado, y la maquina excavadora también, las medidas van exactas. Te quitas el casco, para secarte el agua-sudor de la frente, miras al cielo y clamas en silencio la ayuda de dios, para que se marche la lluvia. Desde la una hasta las cinco, las horas se hacen mas pesadas,las fuertes precipitaciones, hacen que te acobardes, pero has de sacar mas fuerzas de donde no las tienes…

 

Dieron las cinco de la tarde. Te encaminas a la barraca, aun cantas, los demás compañeros maldicen, increpan al cielo, pero tú abres nuevas esperanzas.

Ya solo  te queda poco mas de una hora para llegar a casa. Enciendes la calefacción del coche, vuelves a los atascos, semáforos en rojo, miras la gente pasar por los pasos de peatones, retomas la conversación solitaria que traías de madrugada. Te preguntas, merece la pena todo esto para un plato de comida??, lo merece??

 

Llegas a casa, has de preparar la cena, la comida de mañana, has de ducharte, has de coser ese pantalón de trabajo, porque necesitas tener dos en la obra, por días como hoy… todo lo dejas, todo lo abandonas. Entras por la puerta y saludas la foto de esa niña en su primera comunión, conectas el ordenador. Después te quitas la mochila, miras a tu alrededor y das gracias por  el día vivido. Mientras el ordenador se carga, te quitas los zapatos, desnudas de calcetines tus pies y tomas un gran cubo de agua caliente, al que añades sal y después metes tus cansados pies en ella. Ya ha conectado el ordenador, vuelves a mirar la foto de esa niña, las lagrimas casi afloran a tus ojos, que cansados desean cerrarse. Pones esa canción que te llena de vida y te dice ALEGRIA. Esa canción que se ha vuelto el imno de tu vida. Conectas Hotmail, aun no llego ella, tienes tiempo para ir  preparando cosas, suena el  wasap, mi sobrina Lucia me escribe, has terminado de preparar la comida de mañana, serán sándwich y algo de ensalada, será un poco de cada cosa. Llegas tú, llega ella, cocinas la cena casi en directo, la presentas de la mejor forma que puedes dentro de tus limitadas posibilidades, haces de una pequeña cena un acontecimiento y de repente tras comer, el dios MORFEO, haceque se te acaben las fuerzas.

Antes de rendirte a sus brazos, no olvida decir en voz alta:

Gracias Andrea, por darme las fuerzas para luchar día a día. Gracias Lucia, por darme las conversaciones que  mi hija no puede darme y sentirme feliz de saber de vosotros.

GRACIAS LAURA GONZALEZ,  por haberme escuchado todo este tiempo, por haberme comprendido y sobre todo por ser tú.

Morfeo me llama de nuevo, antes de caer en sus brazos, comprendo porqué tiene sentido en mi vida, todo lo que a diario vivo. Gracias vida por hacerme merecedor de tu día a día.

Morfeo me llama por tercera  vez, algunos días como este, no me da tiempo a despedirme de ti, perdóname, pero el Dios Morfeo me llamó. Buenas noches y hasta mañana. En poco mas de 5 horas despertare a un nuevo día y seguro mi compañero de cama será mi ordenador, mas de un día amanece junto a mi y me pregunto: cojones otra vez me dormí con él encendido??

La tarde apetecía para salir a pasear. Él se sentó el la terraza de un bar, tomo su libreta, su bolígrafo y comenzó a escribir. Las gentes caminaban, los padres, paseaban a sus hijos, las madres, tertuliaban y paseaban por la gran avenida. Gentes de todas partes del mundo. El camarero le sirvió su bebida, él agradeció el servicio.

Calle arriba, ella venia como flotando mas que caminando, por la gran avenida. Su vestido azul celeste, de suave tela, dejaba adivinar y entrever el color y las formas su ropa interior. Era centro de miradas, su larga cabellera rubia ondeaba al viento, a la suave brisa que corría aquella tarde.


El continuaba escribiendo sus vivencias, sus momentos, sus cosas, sin haber percibido la presencia de aquella hermosa chica. Ella se sentó justo en la mesa que había frente a él. La mirada de ella lo analizaba, lo miraba, y las preguntas comenzaron a amontonarse en su cabeza. Quien es?? Es nuevo en la ciudad?? Como se llamará??  Porque no me miró aun?? Que estará haciendo??, miles de preguntas se le venían a la cabeza.

El camarero, se acercó para atender a la joven recién sentada, y él, alzo la mirada para pedir de nuevo una consumición. En ese justo momento, hubo un cruce de miradas, tímida, casi imperceptible, pero profunda en los ojos de ambos. Ella, miro el teléfono móvil, ultima generación. Él continúo con sus anotaciones, ella volvió a mirar, pero él no la miraba y decidió girarse mirando hacia la gran avenida, él la miro, y vio que estaba quizás en espera de alguien.

Sus ojos gris verdoso, penetraban los corazones, ella se empolvo la cara mirándole fijamente, él ni se dio cuenta de ese momento. La mirada de ella se perdió en el azul del cielo, entonces él comenzó a mirarla. Su rostro angelical, aquellos ojos de mirada penetrante, su cuello casi provocador, sus pechos hermosos y deseados, el talle de su cintura, ese cruce de piernas, ese vestido suave y semitransparente, la analizó de arriba abajo. Ella se dio cuenta, y de nuevo se cruzaron las miradas, esta vez fijas, como desafiantes… así estuvieron casi un minuto, y de sus labios de color rojizo, salió una hermosa sonrisa. Él casi se quedo helado.
 

Ella.- que mas quiere el bobo, que me acerque a saludarlo- se preguntó a si misma.

Él.- no te hagas ilusiones, que te crees muy gallito- se dijo así mismo.

Cada uno aparto la mirada, pero no pasaron muchos minutos en los que volvieron a cruzarse, esta vez, ella con la sonrisa incluida desde el principio. Él le devolvió la sonrisa y quitándose las gafas, pensó si debería hacerlo, respiró profundo y alzo la mano, para llamar la atención del camarero.

Había decidido invitarla y probar suerte. Cuando el camarero se acercó, el miro a la mesa de ella, pero para su sorpresa, varias personas se acercaban con intensión de sentarse. Miró al camarero y pidió otra consumición,  el camarero se extraño, pues aquella bebida estaba casi entera, pero se dirigió a servirle. Él tomo de un  gran trago la rubia de culo frio que tenia en sus manos, mientras la otra rubia, la que estaba sentada en la mesa de enfrente, se saludaba con 3 hombre y dos mujeres que habían llegado.

Ella comenzó a tertuliar con los invitados, pero sin dejar de mirarle casi continuamente, como si adivinara que él quería dar ese primer paso. Mirada picarezca mientras el continuaba en sus escritos y de vez en cuando, la miraba, pensado cual de los tres seria su novio.

Él decidió tomarse el ultimo trago y marcharse. Pagó al camarero, se encamino por la avenida, en dirección al lado opuesto por el que ella vino. Ella lo miraba alejarse, el se giro y vio su mirada. Que quería decir esa mirada??
 

Tres meses después de ese día, nuestro amigo, entro en el ayuntamiento de la localidad, para tramitar unos documentos, pasó a la habitación de recepción, donde le dijeron que tenia que dirigirse hasta mostrador a la ventanilla 3. Se encamino, y después de saludar, ella alzó la mirada. Otra vez ese rostro angelical, esa mirada hermosa, esos ojos gris verdoso. Esa sonrisa y un Alemán, perfecto.

Ahora nuestro amigo, le intento explicar en un SpanAlemanis, lo que deseaba y ella, en un Español, algo alemanizado, le dijo tranquilo, se lo que desea.

Desde aquel día, se han visto en diversas ocasiones, unas en el trabajo de ella, otras por la localidad, incluso un día en Misa. Aun se miran, ella sabe mas de él, por su trabajo en el ayuntamiento y tramitar documentaciones. Él sabe aun poco de ella, solo que tiene novio desde hace apenas dos meses, que tiene 39 años, que le gusta Andalucía y que alguna vez quisiera ir de vacaciones allí, sobre todo a Córdoba, por encantarle esa ciudad desde muy pequeña, cuando le hicieron hacer un trabajo sobre medinat al´zahara.

Aun se ven, y sus miradas se cruzan. Aun se ven y la profundidad de esa mirada es penetrante.

jueves, 20 de septiembre de 2012


Como lo prometido es deuda,  aquí va la historia real de un secuestro, aunque estas artimañas  ya no se  usan en estos tiempos.
Era el año en  gracia de 1914, y mientras Europa andaba inmersa en su primera gran guerra, en Andalucía, al sur de España, una niña de solo 14 años, jugaba a ser mujer.

Lloraba, suspiraba y le contaba a una de sus hermanas mayores, su amor por el joven de 24 años que a caballo, venia cada semana a entregar los partes de trabajo de las minas. Ella era pequeña aun en edad, pero tenia las ideas claras como mujer adulta. Sus hermanas se burlaban de ella, y le decían que aquel hombre era un mozo muy solicitado por distintas mujeres, tanto jóvenes como de mediana edad.

Ella, en la soledad de la noche, salía a los patios del cortijo donde habitaba. El cortijo donde su padre, era el porquero mayor y donde su madre la casera del señorito. Y en la soledad de la noche, a oscuras y sin miedo, cada noche se acercaba al pilón donde las bestias venían a beber. Allí, esperaba cada noche desde hacia mas de 3 meses, en la oscuridad, en la soledad y sin mas compañía que un pequeño candil. Se sentaba al borde de la zona de lavaderos y en sus manos jugaban con el agua, juego de niña-mujer, juego de mujer-niña. Cada noche, unas antes y otras después, dependiendo de la señal del árbol donde cada día al medio día, llevaba la comida a su padre.

Esta noche tocaba al filo de la media noche, la señal era una cuerdecilla blanca doblada por la mitad en la rama derecha de la encina.  Allí espero como cada noche que había encuentro, jugueteando con las manos en el agua, esperando que él llegara. Aquella noche, era especial porque estaba dolida por las risas de sus hermanas. Cuando escucho acercarse un caballo y confiada salió al encuentro acicalando sus negros cabellos.

Sorprendida al ver a su padre a caballo, en lugar de a su caballero soñado, se repuso diciendo –Padre de donde venís tan tarde??- y se acercó al negro corcel.

-Que haces despierta a estas horas??-  pregunto el padre con la voz algo alterada.

-Salí a pasear, entre la calor y la hermosa luna casi llena me apeteció pasear para ver los caballos junto a la fuente- contesto ella mintiéndole al padre.

-Ve a casa ahora mismo, prepárame algo de cena, he de hablar con tu madre, despiértala- dijo él mandando las riendas de su caballo hacia las cuadras.

Ella corrió y avivo el fuego de la cocina de carbón, y acto seguido, corrió la cortina de la entrada al dormitorio y despertó a la madre, quien alterada, se puso una bata y salió a la cocina.

Padre entro por la puerta del patio, y ella miraba preocupada, sin saber que ocurría. Rápido la mandaron al dormitorio, en la planta superior, donde compartía habitación con sus otras cuatro hermanas. Ella como niña-mujer curiosa, subió al dormitorio, y pronto se hizo la dormida, hasta que  Madre, subió para ver si lo estaba. Poco después, cuando escucho a Madre y Padre hablando tranquilos, se acercó sigilosamente a las escaleras, donde escucho la conversación entera.

Padre, le conto a Madre, como su hija se veía en secreto con el joven de 24 años de la mina. Aquel que pasaba dos veces por semana a dar agua a su caballo blanco en el abrevadero y que varias noches en semana, venia a ver a su pequeña de 14 años. Padre le conto a Madre, como desde la lejanía, había visto al joven de blanco corcel, dejar la señal en la encina donde la niña-mujer le llevaba la comida cada día. Madre enfureció, porque además de ser aun niña, ella deseaba al joven de blanco corcel, para la mayor de sus hijas, la cual cumplía en breve 26 Abriles.

Desde aquel día, madre y las hermanas mayores de nuestra niña-mujer, le hicieron la vida imposible, le hacían ver que era solo una niña, y cada vez se volvieron más difíciles los encuentros entre ambos.  Abril pasó, y pasó Mayo, cuando a primeros de Junio, ambos se vieron en la cercana población al cortijo donde vivía ella. Niña-mujer, miro al joven, el la miro, y sin mediar palabra, ambos supieron que hacer. Ella se dirigió a la fuente a dar agua a las bestias, mientras madre y la mayor de las hermanas hacían las compras. Él, se dirigió hacia lado opuesto, para rodear la manzana y bajar por otro camino a dar agua a su blanco caballo. Hablaron en voz bajita sin mirarse a la cara, disimulando, casi en silencio. El destino estaba echado. Ambos asintieron con la cabeza, y antes de marcharse, ella le dijo a él, no lo olvides al filo de la madrugada, te estaré esperando yo lo tendré todo preparado, pase lo que pase.

Junio tocaba a su fin, Julio pasó con más calor de lo normal, ella segó trigo, limpio suelos, admitió y realizó, cada uno de los castigos y regañinas de sus hermanas y de Madre.

Se acercaba la feria de San Abundio, Hornachuelos  estaba engalanada por las buenas cosechas y las fiestas estaban garantizadas. Patronos y proletario pasarían hermosas veladas en las fiestas. Feria de ganado, bailes de candil, por cada calle, alegrías y una sola tristeza, la de niña-mujer.
 

Todos se engalanaron con las mejores vestimentas, Madre le dio a la mayor de sus hijas, las joyas heredadas de la Abuela, había que buscarle novio a la mocita. Y ahora que niña-mujer, había olvidado al joven de blanco caballo, que mejor ocasión que esta para intentar acercarlo a la familia.
 

Niña-mujer, decía sentirse mala en esa noche, le dolía el estomago, tomo aceite de ricino, para tener diarreas y vómitos, aprendió arte dramático en pocas horas. Las hermanas, le increparon, le gritaron, Madre la amenazó, todos estaban contra ella, porque n o podía arruinar la noche de fiesta hasta el amanecer de toda la familia. Ella lloraba, lloraba y la mayor de las hermanas, incluso la quiso sacar de casa, tirándole de los pelos. Ella se negó a ir, pidió que la dejaran sola en casa, que cerrasen la puerta con llave, pero que no podía, que no tenia ánimos, ganas, y que estaba enferma.

El sol se ocultaba, por las montañas lejanas mirando desde el cortijo, en dirección a Constantina. Todos se encaminaron a la fiesta y niña-mujer, quedo sola en casa, no sin antes haber sentido los golpes de sus hermanas, las reprimendas de Madre y ver en la cara de Padre, una tremenda decepción. Pero niña-mujer sabia que no podría ir a las fiestas, que quizás otro año, que quizás mas adelante…

Desde el cortijo, se escuchaban los cantos, el jolgorio y las alegrías de las gentes, Niña-mujer, entre vómitos, preparo algunas ropas en un jato, las ato con fuerza, las llevo hasta la puerta trasera del patio, al cual quito el aldabón  y espero tras ella mas de dos horas, escuchando atenta, hasta que llegara la media noche. Allí, pensó, imagino, soñó y comenzó a vivir.

El joven de blanco corcel, andaba en las fiestas de San Abundio, donde las hermanas de niña-mujer, Madre y Padre, se interesaron por su trabajo en la mina, por sus vivencias y por sus metas. El conto y conto, hasta llegadas las  horas en que según había dicho, tenia que regresar a la mina, para estar en la salida del turno. Se despidió, no sin antes, decirle a la mayor de las hijas de Madre y Padre, que pronto  volverían a verse, que la noche había sido fructífera y que estaba encantado de hablar de nuevo con ellas, no sin antes de marcharse, preguntar por la menor de las niñas, a lo cual Madre le contestó, que estaba enferma y la habían dejado en casa.

 

Antes de sonar la media noche, solo unos minutos antes, por el patio de caballos, se escucharon pasos, alguien se acercaba, niña-mujer, se pasó en pie rápida y veloz. Encendió el candil, tomo de la mano el jato de sus ropas y esperó. Un silbido, le avisó de que era la hora, se apartó de la puerta y un fuerte golpe, abrió de par en par, las dos hojas de la endeble puerta.


Aquel joven de blanca cabalgadura, estaba al otro lado, ella de este. Ya no había quien pudiera separarlos jamás. Ella le dio la mano, él la ayudo a subir al caballo, ella se abrazó a él. El la beso por vez primera, a lo que niña-mujer comenzó a temblar y comenzó a estremecerse.

Juntos a grupas de blanco corcel, por el camino polvoriento  que se dirigía hasta los montes cercanos, se perdieron. Ambos habían esperado lo necesario, ambos habían sufrido la distancia, ambos desearon ese día, el día en que el la secuestró.

Antes del amanecer, los dos se habían instalado, en una boca de registro a las  afueras de la mina, el ya tenia preparado lo que seria su hogar por algún tiempo, a ella le pareció un hermoso castillo. El trabajó cada día en la mina, ella hizo de aquel zulo sin agua, a orillas de  camino su hogar.  Varias veces, vinieron los familiares de niña-mujer a visitar la mina, para ver al joven y hacer preguntas, fueron dos meses malos, de calamidades. El tenia que fingir vivir en las viviendas de la mina, ella pasaba muchas horas escondida entre matorrales y cazando para poner algo de comida a su amor al regreso. Dos meses, hasta que las autoridades, dieron con su paradero. Era noche entrada, ambos dormían, y los guardias civiles, dieron con el zulo donde habitaban.
 

Padre  los obligo a casarse, por haber tirado por tierra la honra de su hija. Padre les hizo el mayor de los regalos de sus vidas.

Niña-mujer, tardo más de año y medio en ser Mujer-niña, Madre nunca se lo perdonó, aunque lo aceptó. La mayor de las hermanas, casi no hablo desde aquel día a niña- mujer.

Juntos vivieron el resto de sus vidas, donde hubo fertilidad, 22 hijos, en varios partos a mellizos y otros tantos a trillizos. Fueron más de 70 años casados. Fueron largas y amargas vivencias, otra guerra mundial, la segunda. Una guerra civil, alegrías, vivencias pero ante todo, y sobre todo lo demás FIDELIDAD.

Ella murió con poco más de 90 y él con pocos meses más de 104.

De todo eso y de muchas cosas más, hablaremos en otro episodio. Ellos me enseñaron mucho. Ellos eran mis abuelos Maternos.

Para que veáis desde el cielo, que aun me acuerdo de todo lo que me contasteis.

domingo, 16 de septiembre de 2012


6 Septiembre 2012.

Toda la tarde, mi pequeño retoño me había estado intentando convencer de lo que yo ya estaba más que convencido.

Llego la hora de reunirse con su amiga, quien por cierto, es hija de un conocido mío. Juntas con sus padres por escolta, bajaron hasta el recinto ferial, donde ellas, junto a mi sobrina, disfrutaron las tres de mi compañía, dado que mi conocido y padre de una de las crías, se había marchado a las casetas de feria.

Mas de 3 horas habían pasado, y ellas aun tan frescas y con ganas de continuar montarse en cada atracción, y yo tan contento de poder ir con mi hija, después de varios años a verla disfrutar. Hubo que recriminarles la hora y decirles que había que comer algo, así que las convencí para hacerlo.

Mi sobrina tras la cena, se marcho a casa con su madre, y quedamos tan solo las dos mosqueteras y yo.

Bajamos de nuevo al recinto de atracciones, montándose acá y allá, y mi retoño me miraba con cara de felicidad y de vez en cuando, entre atracción y atracción, dándome un fuerte estrujón en la mano me miraba y me decía – te quiero papá- .


Rozaban ya las una treinta de la noche, cuando el papa de la amiga de mi hija, vino a recogerla. Ella le pidió por favor, que le comprara un kebab de esos de moda, a lo cual el padre se negó y le dijo que se marchaban para casa. Tuvimos suerte, pues un amigo de este, lo llamo y se puso a charlar con él. Tras una breve charla, me pidió que me quedara con su hija un rato más y tras quedar a una hora exacta, en un sitio exacto, yo me agache y mire a la pequeña y graciosa niña, diciéndole -“recuerdas la canción que me escuchaste cantar en la tarde??”-, ella me miro a los ojos y me dijo -“si la de la magia ALEGRIA”-, yo le sequé sus dos lágrimas de su hermoso rostro, y le conteste -“recuerda, la magia esta donde menos lo esperes”-

Mi hija me miró, y me dijo –“papá, nos compraras los kebab??”-, y yo le conteste mirándole a los ojos –“No hija mía, los comprareis vosotras”-.

Alegres tomaron el billete que les di y corrieron hasta el puesto mas cercano a comprarse sus comidas, ellas estaban felices y yo también, al verlas hablar y tertuliar entre ellas.

Luego nos dirigimos a una caseta tranquila, donde mi hija, antes de darme el dinero sobrante, me pidió invitarme a una cerveza, a lo cual yo accedí.

Comieron y se tomaron sus refrescos, entre risas, y tertulia de crías me sentía en el paraíso. Nunca olvidare la cara de esa niña, al decirme  –“gracias Sebas, es cierto que tienes Magia.”- Alegría, gritó y los tres nos reímos. Llegado el momento, marchamos a llevarla junto a su papá, y ante el barullo de gente, deje a las dos niñas en la puerta de la caseta.

Entre a buscar al padre de la amiga de mi hija, cuando de repente me di cuenta de que algo no funcionaba.

 Vi las miradas de 4 lobos que me habían rodeado, no distantes de mí, sus miradas acechaban, alentados por perras en celo que les decían –“ese es, ese es.”- vi sus babeantes bocas, y sus ojos desencajados por la droga y el alcohol, mientras las perras en celo, sobre todo una de poco tamaño y rubio pelaje, los alentaban a que me echasen de allí.

El primero se acerco por mi diestra, preguntándome que hacia yo allí, a la siniestra estaba otro que hablaba con la perra de pelo rubio, y que me miraba desafiante. Por el frente me vino uno, quien directo me empujo y me dijo  -“ largo de este sitio, has venido a fastidiar más aun?? No tienes bastante amargador de mujeres??”-

En ese punto, mi interior reacciono, con tranquilidad, aunque deseaba explotar. Le mire desafiante a los ojos, y le dije tranquilo –“no deseo peleas, tan solo vine a buscar al padre de una amiguita de mi hija”-, entonces me intento empujar para echarme fuera, pero le detuve las manos agorándolo fuerte y le volví a repetir, -“dejame en paz, no busco alteración, solo busco al padre de una amiga de mi hija”. Llego el cuarto que estaba a mis espaldas y por detrás me empujo, para que tropezara con el que tenía frente a mí.

Visto esto, tan solo mire la cara de la perra rubia y decidí salir de allí, mientras escuchaba como ella decía “asquerosos los tíos de mierda”.

No me dio tiempo a salir de la caseta, cuando note otro empujón por la espalda y seguido me rodearon tres de ellos. Los lobos venían encendidos a mí. Me buscaban, quería pelea, pero no entre al saco. Pude esquivar un puñetazo, y tras ello escuche tras de mi a mi hija llorando y gritando –“ A mi papá no, a mi papá, noooooo”, la mire y reaccione. Alcé las manos abiertas a la altura de mi pecho, dando unos pasos atrás, -“me voy, me voy”- dije con tranquilidad y me gire hacia mi hija quien lloraba con el corazón encogido y gritó –“Nooooooo papaaaaá”- mire sobre el hombro y pude esquivar una patada a mi costado. Me giré dejando a mis espaladas a mi hija entre mis brazos y les volví a decir –“me marcho, dejadme tranquilo”-, acto seguido, llegaron varios conocido míos, varias personas salieron de la caseta y el papá de la amiga de mi hija llego también.

Ellos como cobardes, los cuatro se retiraron, y entonces pude abrazar a mi hija quien con el corazón encogido solo me decía –“te han hecho daño papá??”-. Sus lágrimas y su cara de susto, nunca lo olvidaré.

 

Nos marchamos a una caseta tranquila, donde no reina la droga, la prostitución, las hombrías ocultas tras mentiras y la tranquilice, se tomo un refresco y la relaje, le hable de que papá no entraría en peleas, de que papá, no deseaba meterse en líos y ella me dijo con carita de ángel –“papá tengo miedo que te busquen cuando yo me marche”.

Tranquila hija mía, tranquila, papá se ira a casa cuando tu estés calmada y te deje en casa de tu abuela. No te preocupes más, por favor, no te preocupes más.

Las caras de cada uno de ellos y de ellas nunca las olvidaré. Ellas y ellos reirán por mi retirada y se engrandecerán con su hazaña, quizás mañana se comente que fui un cobarde al retirarme, pero mi hija no ha de ver espectáculos, creo que ya ha vivido bastante y sufrido bastante como para ver a su padre enfrascado en peleas innecesarias.

Quizás haya sido un cobarde, pero mi hija me ve como un triunfador.

Te quiero Andrea. Así nos amargaron la noche del 6 de Septiembre.