Andaba yo aquella noche, entre planos, preocupaciones y
dilemas matrimoniales. La obra era grande para mis posibilidades, pero era un
reto a llevar a buen término. El tejado semicircular de la gran mansión me
tenia un poco en vela los últimos días, los
lagos artificiales, me tenían casi sin sueño y para colmo descubrir una
ciber-infidelidad de la que compartía mi cama, me tenían ya mas de una semana
casi sin sueño.
Aquella noche, me dedique a investigar, me metí de lleno
a rebuscar cada uno de los archivos del ordenador, a mirar cada una de las
entradas de los últimos días, de las ultimas semanas…
Allí, apareciste tú. Comenzamos a hablar, a conocernos,
aun recuerdo algunas de las preguntas, algunas de las palabras, aun recuerdo
aquella noche. La luna estaba llena, el olor a jazmín impregnaba la habitación
y la calle. Lo recuerdo porque salí a fumarme un cigarrillo, poco antes de que
hablásemos por vez primera. Después de fumarlo, me arrime a la cama, donde ella
dormía, le tapé los pies con una sabana, para que no cogiese frio, bese a mi
hija de pocos meses, colgué bien el ramillete de jazmines que había hecho con
parte de los que había recolectado esa tarde. Después me senté en la mesa, mire
al techo y comenzó de nuevo a indagar. Allí, apareciste tú, yo no sabia bien
como funcionaba aquel programa, pero comenzamos a charlar, ese día trasnochaste,
por el cambio horario que hay entre ambos.
Tras aquella noche, vinieron más, y más y más. Hablamos,
nos contamos, nos dijimos, aprendimos el uno del otro. Después llegó a nosotros
una flecha que cupido lanzo al aire y entre los desaires de la que compartía mi
casa, entre los problemas de la obra, entre mis necesidades de dar y tus
necesidades de recibir, nos volvimos cómplices de unas especie de Amor, que nos
llevo a inventar una locura. Mi visita a tus tierras, la cual decidí que sería
lo mejor.
Después de mucho tiempo, tomé la decisión de ir. Hable
con ella y le dije lo que pensaba, le conté que mientras yo trabajaba ella
hacia de mi vida un imposible, puse todas las cartas sobre la mesa, mi decisión
estaba tomada. Pero sus llantos, sus suplicas de que cambiaría, y nuestra hija,
me hicieron cambiar de opinión. Porque no dar una segunda oportunidad, pensé.
Sin saber el daño que te hacía, perdone infidelidad y te fui infiel. Te mentí
en alguna ocasión, hasta que decidiste salir de mi vida. Te marchaste y me degastes
sin poder dar una explicación.
Los años pasaron, yo emigre a tierras lejanas, buscando
la felicidad de los míos, una felicidad que por desgracia me había sido
arrebatada en mi tierra por personas
poderosas que hundieron mi economía, que me sumergieron en una crisis que me
llevo a plantearme el suicidio. No solo a planteármelo, sino a poner una
escopeta en mi boca, ante la impotencia que sentía en aquellos días. Días en
los que todo se me unía. La separación de la unidad de los tres hermanos, el
fallecimiento de mi padre, cada día en mi mente, recordando como lo encontré
tirado entre hiervas, la caída de mi madre en el Alzheimer de pensar en su
marido y en su vida, ver a mi compañera llorar por no tener un euro para poder
comprar un litro de leche para dar de comer a nuestra hija, trabajar por bajos
precios incluso casi para no cubrir gastos. Depreciarme de mi trabajo y
marcharme a trabajar al campo, donde también triunfe profesionalmente, pero
donde ganaba una miseria. No tener desempleo ni ayudas por haber sido
trabajador autónomo... La unión de tantas cosas me llevaron a pedir dinero
prestado para poder venir a estas tierras. Nadie me ayudo, nadie quería en
aquellos momentos saber de mí, mi comunidad, mi localidad, me daba poco a poco
de lado. Quise vender algunas de mis herramientas, nadie compraba. Me rebaje a
los mas grandes terratenientes de mi localidad, pero todos me hablaban de la
crisis, de los malos momentos y todos me daban largas. Tan solo pedía 1.000 €
para poder dejar en casa algún dinero y venirme a este nuevo mundo.
Alguien, a quien debo de darle las gracias, se ofreció
voluntario y me presto su ayuda, una ayuda que vino seguida de una llamada de
teléfono que me comunicaba que tenía trabajo aquí, si podía estar en 48 horas
en la ciudad de mis sueños, en Lucerna.
Con un macuto que solo traía dos camisas, dos
pantalones, tres calzoncillos, tres pares de calcetines, un bocadillo y una Coca-Cola,
me encamine a estas tierras.
He pasado muchas calamidades, he dormido en el suelo, he
visto la traición, he vivido el desamor, he vivido infidelidades no ciber, sino
en carne y hueso, he vivido un divorcio escondido dándome por paradero
desconocido, citaciones al juzgado que eran devueltas por no saber mi paradero.
He vivido robos, he vivido traiciones por parte de Españoles a los que les di
todo, incluso los puse a trabajar, he llorado horas y horas en la soledad de mi
habitación, he pasado por mas de dos meses sin hablar con mi hija, he tenido
que huir de mi pueblo al ir a ver a mi hija, me han querido pegar delante de
ella, me han perseguido desde la distancia cercana para ser observado, no me
han dejado estar a solas con mi hija mas de 30 minutos, con mensajes a su móvil
y controles por parte de todas esas personas que desean mi mal, he sido acusado
de violación reiterada, he sido acusado de maltratador y mas, y mas que podría
contar.
No todo ha sido malo en estas fechas, en este año, he
conseguido volver a sacar al sebas que conociste, a ese que ante una flor ve la
magia de la vida, a ese sebas que mira absorto por horas a un niño jugar, a ese
sebas que vuelve a tener sentimientos, deseos, ganas de vivir. A ese sebas que
vive por y para los demás y que solo desea dar para ser feliz. He conocido a
personas que sin conocerme, tan solo a través de un teclado, y que quizás sin
ver nuestros rostros me han dado ánimos, he conocido a personas de buen
corazón, he visto la nieve a mi alrededor cayendo mientras paseaba y daba
gracias a la divinidad. He vivido alegrías en el trabajo, he vivido también
tristezas en él, he vivido… en solo un año, quizás mas que en 45.
He vuelto a conocer el amor, he vuelto a tener ilusiones
y ganas de vivir. Las tengo, las tengo presentes cada día. He vuelto a ver el
circo del sol. He vuelto al sebas del año 1992, cuando era YO.
Lamento haber decidido tomar el camino largo para mi
futuro, pero no deseaba ser un temporero en un país que me da oportunidades
para reactivar mi vida. Tenia y tengo unos proyectos de futuro, ver a mi hija
crecer en estas tierras, en este mundo de oportunidades. Traía planes para
tres, ahora solo los tengo para dos, y espero que el tiempo pase lento pero sin
pausas, para que algún día mi hija pueda venir conmigo.
Me he vuelto a enamorar, quizás no habría de haberlo
hecho, pero el destino lo ha querido así. Aunque aun hay que hablar largo y
tendido de ese tema. Espero no equivocarme.
No te olvidé en estos casi 9 años, nuestro contacto fue
mínimo, tan solo para hacerme participe del nacimiento de tu retoño. Después,
he descubierto tus vivencias, tus momentos de aflicción, tus sentimientos,
aunque tú desees ocultarlos tras un amor
falso.
Quiero tenderte mi mano, para que ambos salgáis de ese
infierno que estáis viviendo, sobre todo por mi sentimiento de culpabilidad.
Gracias Ana Cardina, tu felicidad también eres parte de mis metas
a conseguir.
Nunca olvides mi palabra mágica. ALEGRIA.