viernes, 4 de enero de 2013


Duele la distancia…

Duele los 2.500 Km. que cada día me separan  de ti. Duelen, porque cuando se quiere duele la distancia.

Algunos días despierto con mis ojos llenos de agua salina, que resbalan hasta mis labios. Algunos días las distancias kilométricas son tan cortas, que hasta creo sentir tu respiración junto a mí. Esa distancia kilométrica que nunca pudo separarme de ti. Esos días huraños, distantes, de largas caminatas recordando tus risas, esos días de llantos silenciosos que me llenan de vida, de lucha, de desafíos hacia el destino… Esos días no duelen.

No duelen las llagas de mis pies, no duelen las largas horas de frío, no duele el dolor…

Mundo Mundano, hoy la cercanía de mi hija, duele más que esa distancia kilométrica. Hoy la distancia que nos separa, es solo un cristal, el ancho de la calle y una pared que nos separa. Duele mas esta distancia que la distancia que recorre ese avión en poco más de 2 horas.

Duele saberte hay, y no ver tu sonrisa. Querida hija mía, qué cercana estas y qué lejana te siento. El no verte, el no sentir tus dicharacherias…

Un cigarro, una cerveza, una falsa risa y nueva mirada al cristal. Pensamiento de tristeza, tan lejos tu de mi, tan cerca yo de ti.

Duelen más estos menos de 100 mt. que los más de 2.500 Km.

Querida Hija mía, y yo que culpa tengo??.

Hoy mi vida dio un giro.

Escrito por un padre maltratado, un padre que sufre violencia de genero, un padre distanciado de su hija, un padre que no desea juicios ni juzgados. Solo un padre.

 

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