Maldito reloj,
maldito. Que despiertas a mi cuerpo tan temprano, tan tempranito.
Reloj, reloj
maldito.
Son solo las 4:30
de la madrugada y el teléfono suena con su melodía y en su pantalla un mensaje
dice “arriba dormilón”. Y así comienza el nuevo día. Pero… No como el de
cualquiera, es decir, bostezar, rascarse los huevecillos, maldecir al
despertador y luego tropezar con lo primero que pillan. Mi día comienza
distinto, muy distinto. Os lo explico todo en unas palabras.
Antes de que
suene la alarma, ya estoy con los ojos abiertos, es un juego que desde haced
años tenemos el teléfono y yo. Algunos días se cabrea y no me deja que lo
apague hasta terminar la melodía, y eso que llevo unos minutos esperándolo, acechándolo
cuan mochuelo en la nocturnidad acecha al ratoncillo.
Me pongo en pie rápido
y hago lo que todos los hombres hacen al levantarse de la cama, y no es
rascarse los huevecillos, si no colgarlos, porque pasan del estado horizontal
al vertical y lógicamente se descuelgan.
Lejos de ir a
tomar una taza de café, me apuro el resto de bebida que deje la noche anterior
cerca de donde duermo, hoy le tocó el turno a un último trago de red Bull, que
por cierto caliente esta malísimo. Doy gracias a “Dios”, por darme un nuevo
día. Por lo general envío un par de wasap uno es seguro cada mañana, a mi hija,
para que sepa que papá ya está en marcha para su lucha diaria.
Arriba esos
corazones, mundanos mundaneros, casi
todas las mañanas escribo en Facebook, aunque no es todos los días, si la mayoría.
Voy al baño, me lavo la cara y cuan mono asustado me sorprende mi fealdad, pero
qué más da, es solo un cristal que refleja la realidad.
Hoy a las 5:30 ya
estaba en el almacén general de la empresa (aquí lo llamamos magazino). Y esperando
recoger unos documentos. He retornado a casa. Buenos días Agente de la
autoridad, he dicho al cruzar la rotonda, porque creo que en Suiza, cuando
ponen las calles, también ponen a los policías. Y así he llegado a casa donde
me enrabiete un poco con los compañeros de vivienda, porque dejaron la puerta
de la calle abierta.
En casa, me he
tumbado a observar los documentos adquiridos, pues he de conocer bien el
trabajo si quiero ser eficiente, pero al ver los primeros rayos de sol, no he
podido resistir la tentación de volver a hacer lo que antaño, Pasear al
amanecer. Un paseo, regreso a casa, un vistazo a Facebook, ahora sí, un café
frio y unas galletas con mahonesa (he de admitir que me he aficionado a este
mejunje hace poco y que me gusta de vez en cuando tomarlo). Después no me
quedaba más remedio que salir a luchar por el día que se presentaba.
Tomas el coche,
los aviones rozan su techo al despegar, cruzas un pequeño bosque y de repente
zassssssssss, la autopista. Gente dislocada, camiones, coches y massssssssssss.
La música suena, las calles de Zúrich parecen estar hoy preciosas. Una parada
para mandar dinero, Andrea necesita ropas para la feria y también para otras
cosillas. Vuelas por las calles dirección sur-oeste, no te pases que te sacan
foto los agentes. Negociación. Cuanto valgo, cuanto pagas, cuánto soy???
Regresas a casa,
antes has de visitar al consultor. Rápido cruzas avenidas, puentes y túneles,
al final ves lo que te gusta. Aviones despegar, estas llegando a casa ya. Hoy
no hay correo, te das cuenta al mirar el buzón, y te fijas que a los
contenedores de basura, le pusieron una pegatina para no abrirlos. Coño, ya nos
ha denunciado por echar basura inadecuada. Lo lees, lo traduces mentalmente,
las palabras que no sabes, utilizas el traductor, exhalas de adivinación solo es que van a lavarlos y es por precaución,
para que no metamos nada hoy.
Te vas a comprar
esas salchichas, y la chica del kiosko, al verte venir te sonríe. Puñetera,
solo lo hemos hecho tres días y ya me conoces. Antes de llegar a ella, ya lo
tiene todo preparado… Un paquete de marllboro y sobre su pecho una cerveza. Con
su voz dulce me dice uno y uno, en lenguaje alemán, yo asiento con la cabeza,
sin dejar de sus tetas mirar. Perdón, la cerveza.
Me llama la atención
que han colgado en una caja unas cosas y es para recaudar dinero para los
niños, sin más, le hago una afoto y les dejo 40
céntimos de franco (40 rapas). Como en España, que dejas eso en la calle y se llevan hasta la caja de cartón.
Pero eso no es todo, porque al entrar al
Volg, que es la tienda donde he de comprar los tomates, me encuentro a un
antiguo amigo, charlamos mientras compramos, compramos mientras charlamos,
joder la vida es maravillosa.
Ahora viene un
rato de relajación, me doy una ducha y siento como el agua cae sobre mi desnudo
cuerpo. Lo necesitaba, necesitaba esa sensación, mis manos sobre los azulejos
de la ducha, el agua que fluye sobre mi cuerpo, resbalando suave cuan caricia
de mujer. Ufffffffffffffffff. Y al compás
de la música, llevando el ritmo, me doy cuenta de que cuando tocas los palillos
con los dedos húmedos suenan mejor, llevo el ritmo me entusiasmo y con mis manos,
sobre mis muslos llevo el ritmo de la batería. No tocare los platillos, pues
voy sin calzoncillos.
Por fin la gran
aventura. La cocina me llama a voces, no puedo evitarlo. La semana está siendo muy dura, necesito trabajar
massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Grito al viento,
con cuidado del movimiento, pues los calzoncillos aun no me he puesto.
Comienza mi
aventura. Cocino para esta criatura.
Llevo el ritmo
con cuchara y tenedor, para una linda cocina, la música es lo mejor, con el
cuchillo toco la batería, esta vez en la encimera, que mis muslos no son de
madera. Y me evado de todos los problemas.
Tarde de lectura,
de aprender, de interpretar. Coño ni la vuelta ciclista he podido mirar.
Ahora la tarde
toca a su fin. Un paseo por las cercanías, una cerveza en los asientos de la
escalera de la iglesia, una mirada a su cementerio, y a casa. Nueva ducha,
terminar lo que escribo (si el wasap me deja), hermoso día y tarde compleja, he
llamado a España y nadie me contesta. Andrea anduviera con las amigas, María estará
de paseo. Sin cobertura Laura, Andrés y Pedro. Al final regreso a casa, una
ducha, las noticias. Los recuerdos…
Buenas noches
chicos y chicas, este día toca a su fin y mañana viernes por fin.