jueves, 5 de septiembre de 2013


LA  CAGADA.


Aquel día hacía calor, no mucha pero hacía. La comida de medio día fue copiosa, digamos que más de los habitual, además llena de mezcla de sabores, tan extravagantes como el queso con pepinillos en vinagre. Una lata de cerveza de medio litro, más de medio litro de gazpacho y para colmo, una taza de café con un trocito de dulce. Nada habitual en mí, ya que suelo comer poquito al medio día, quizás lo que comí hoy era más de lo que como en tres días. La pausa de hoy, era un poco mas corta de lo habitual, dado que había trabajo de ayuda a los oficios (electricista, fontanero, etc.), así que reanude rápido el trabajo, con poco más de 30 minutos para la comida.

Cuando todos llegaron, ya andaba yo trabajando en las regolas y preparando masas para poder seguir con el trabajo. Un cigarro que me dio el Pulier (Encargado) y un Red Bull, terminaron de estropear mi sensación de estómago repleto, llevándolo al punto de estómago saturado. Con el consecuente estado de sentir que necesitaba cagar. El red bull, me hizo que mis tripas se retorcieran de forma rápida, mandando unos fuertes impulsos hacia mi parte trasera, que sentía la necesidad de una descarga rápida y muy necesaria. Precisamente hoy que estábamos sin wáter en la obra. No teníamos ninguno de esos típicos de aquí que son de plástico, los dos baños de la vivienda estaban recién demolidos, y yo sin saber qué hacer con lo que se me venía para afuera.

Todo un numerito el de esa tarde. En la terraza no puedo, están los impermeabilizadores, en la planta alta los electricistas y dos fontaneros, en planta baja mi Pulier y dos electricistas y en el sótano, están los dos fontaneros que están montado la nueva caldera. Maldita cagada, que se viene encima como parto con dolor de barriga incluido. En el jardín tan solo hay dos setos y un árbol, pero los vecinos están en su terraza, llega el camión para llevarse los escombros, bajo las escaleras y ayudo a la carga, pero yo sin poder hacer la descarga.

De repente aquello se venía por instantes hacia fuera, subo la escalera y de súbito, los de la caldera avisan que tienen que ir por una nueva pieza, a mí se me vino de momento a la cabeza hacer una proeza. Y pregunté al Pulier, si mientras ellos estaban fuera, podría yo terminar de tapar las rajas de la pared del sótano. Él dice que sí, como un poco mosqueado (que mosca a este le habrá picado??). Rápido amaso un balde de mortero especial y sin pensarlo me lo hecho al hombro, bajo al sótano y allí lo dejo, subo de nuevo, tomo paleta y fletal, un saco vacío, para unos tubos tapar, y otro y otro más, para las sobras echar. Cojones que casualidad, que el Pulier ha bajado a mirar.

Tarareo una canción, quizás para disimular. Tarareo y tarareo sin pensar en cagar. Y eso lo hago hasta que el Pulier se va y una vez que escucho que está arriba, con los electricistas charlando, llega la hora del mojón ir soltando. Abro un saco de papel, lo extiendo en el suelo, me suelto el cinturón y cago dentro. Solo unos segundos tardo en salir todo el mogollón, otro saco preparado, para dejarlo más disimulado, de un salto me incorporo y cuan malabarista me subo el pantalón, me pongo camiseta por fuera y antes de caer al suelo ya me he girado. Rápidamente, saco liado, dentro del otro saco que había al lado, un poco de escombro para que este más disimulado y término todo lo empezado.

Eso creía sin saber que mis problemas acababan de aparecer.

Meto el saco dentro del esportón, subo arriba y me dirijo al contenedor, bajando las escaleras de la calle, veo que se han llevado el container del papel, y el del escombro también. Sin saber qué hacer, por las escaleras arriba sube el Jefe de la empresa, me giro y comienzo a subir escaleras, haciéndome el disimulado (para qué coño habré cagado), arriba sale a la puerta de la calle el Pulier, otra vez la jorobé, él me dice que no me preocupe y que lo que llevo cargado (sin saber que dentro esta lo cagado), lo deje dentro del furgón, para tirarlo esta tarde en el almacén. Que alegría que me llevé pues este problema solventé.

Dos horas después, el Pulier, me mandó al furgón a por el nivel laser, para sacar unos niveles para los electricistas, ojú, menos mal que me ha mandado. Al abrir la puerta del furgón, con el calor allí acumulado, no veas el perfume que había montado el mandado que solté dentro del saco. Preparo el láser, subo para arriba, le digo al Pulier que voy a organizar la furgoneta (que falta le hacía), bajo para abajo, de repente otra vez el jefe (que cojones se le abra olvidado, si este ya se había marchado?), arriba deprisa, que viene la arquitecta, hagamos de todo limpieza. Pero señor, que no tenemos contenedor donde echar los escombros.

Eso no importa, en esportones al furgón.

Sí señor, Si señor sin quejarme respondo yo.

Una hora después la arquitecta está con nosotros, manda cortar una pared y a ello me manda mi Pulier, bajo al furgón, pero el martillo compresor no está, subo para arriba y se lo cuento a mi capitán, el me dá las llaves y me manda al almacén, donde tampoco hay hoy contenedor de escombros. Apilo los esportones llenos y me cojo otros vacíos, recojo el compresor y a picotear la pared a la obra regresé.

La tarde llego a su fin, el trabajo cesó, y como cada día conversando nos marchamos al Magazino (almacén de la empresa), donde al llegar ya habían traído los nuevos contenedores. Mire hacia donde había dejado los esportones, pero ellos ya yo estaban, en su lugar, había un cartel donde decían que cada tipo de basura tenía su propio contenedor. El Magazinero, había vaciado los esportones y encontró los sacos de papel, mezclado con el escombro. Menos mal que no abrió los sacos, porque se habría encontrado dentro el pastel. O si lo vio??. Siempre me quedara la duda…

Que cagada la de aquel día.