LA
CAGADA.
Aquel día
hacía calor, no mucha pero hacía. La comida de medio día fue copiosa, digamos
que más de los habitual, además llena de mezcla de sabores, tan extravagantes
como el queso con pepinillos en vinagre. Una lata de cerveza de medio litro, más
de medio litro de gazpacho y para colmo, una taza de café con un trocito de
dulce. Nada habitual en mí, ya que suelo comer poquito al medio día, quizás lo
que comí hoy era más de lo que como en tres días. La pausa de hoy, era un poco
mas corta de lo habitual, dado que había trabajo de ayuda a los oficios
(electricista, fontanero, etc.), así que reanude rápido el trabajo, con poco
más de 30 minutos para la comida.
Cuando todos
llegaron, ya andaba yo trabajando en las regolas y preparando masas para poder
seguir con el trabajo. Un cigarro que me dio el Pulier (Encargado) y un Red
Bull, terminaron de estropear mi sensación de estómago repleto, llevándolo al
punto de estómago saturado. Con el consecuente estado de sentir que necesitaba
cagar. El red bull, me hizo que mis tripas se retorcieran de forma rápida,
mandando unos fuertes impulsos hacia mi parte trasera, que sentía la necesidad
de una descarga rápida y muy necesaria. Precisamente hoy que estábamos sin
wáter en la obra. No teníamos ninguno de esos típicos de aquí que son de
plástico, los dos baños de la vivienda estaban recién demolidos, y yo sin saber
qué hacer con lo que se me venía para afuera.
Todo un
numerito el de esa tarde. En la terraza no puedo, están los
impermeabilizadores, en la planta alta los electricistas y dos fontaneros, en
planta baja mi Pulier y dos electricistas y en el sótano, están los dos
fontaneros que están montado la nueva caldera. Maldita cagada, que se viene
encima como parto con dolor de barriga incluido. En el jardín tan solo hay dos
setos y un árbol, pero los vecinos están en su terraza, llega el camión para
llevarse los escombros, bajo las escaleras y ayudo a la carga, pero yo sin
poder hacer la descarga.
De repente
aquello se venía por instantes hacia fuera, subo la escalera y de súbito, los
de la caldera avisan que tienen que ir por una nueva pieza, a mí se me vino de momento
a la cabeza hacer una proeza. Y pregunté al Pulier, si mientras ellos estaban
fuera, podría yo terminar de tapar las rajas de la pared del sótano. Él dice
que sí, como un poco mosqueado (que mosca a este le habrá picado??). Rápido
amaso un balde de mortero especial y sin pensarlo me lo hecho al hombro, bajo
al sótano y allí lo dejo, subo de nuevo, tomo paleta y fletal, un saco vacío,
para unos tubos tapar, y otro y otro más, para las sobras echar. Cojones que
casualidad, que el Pulier ha bajado a mirar.
Tarareo una
canción, quizás para disimular. Tarareo y tarareo sin pensar en cagar. Y eso lo
hago hasta que el Pulier se va y una vez que escucho que está arriba, con los
electricistas charlando, llega la hora del mojón ir soltando. Abro un saco de
papel, lo extiendo en el suelo, me suelto el cinturón y cago dentro. Solo unos
segundos tardo en salir todo el mogollón, otro saco preparado, para dejarlo más
disimulado, de un salto me incorporo y cuan malabarista me subo el pantalón, me
pongo camiseta por fuera y antes de caer al suelo ya me he girado. Rápidamente,
saco liado, dentro del otro saco que había al lado, un poco de escombro para
que este más disimulado y término todo lo empezado.
Eso creía
sin saber que mis problemas acababan de aparecer.
Meto el saco
dentro del esportón, subo arriba y me dirijo al contenedor, bajando las
escaleras de la calle, veo que se han llevado el container del papel, y el del
escombro también. Sin saber qué hacer, por las escaleras arriba sube el Jefe de
la empresa, me giro y comienzo a subir escaleras, haciéndome el disimulado
(para qué coño habré cagado), arriba sale a la puerta de la calle el Pulier, otra
vez la jorobé, él me dice que no me preocupe y que lo que llevo cargado (sin
saber que dentro esta lo cagado), lo deje dentro del furgón, para tirarlo esta
tarde en el almacén. Que alegría que me llevé pues este problema solventé.
Dos horas
después, el Pulier, me mandó al furgón a por el nivel laser, para sacar unos
niveles para los electricistas, ojú, menos mal que me ha mandado. Al abrir la
puerta del furgón, con el calor allí acumulado, no veas el perfume que había
montado el mandado que solté dentro del saco. Preparo el láser, subo para
arriba, le digo al Pulier que voy a organizar la furgoneta (que falta le
hacía), bajo para abajo, de repente otra vez el jefe (que cojones se le abra
olvidado, si este ya se había marchado?), arriba deprisa, que viene la
arquitecta, hagamos de todo limpieza. Pero señor, que no tenemos contenedor
donde echar los escombros.
Eso no
importa, en esportones al furgón.
Sí señor, Si
señor sin quejarme respondo yo.
Una hora
después la arquitecta está con nosotros, manda cortar una pared y a ello me
manda mi Pulier, bajo al furgón, pero el martillo compresor no está, subo para
arriba y se lo cuento a mi capitán, el me dá las llaves y me manda al almacén,
donde tampoco hay hoy contenedor de escombros. Apilo los esportones llenos y me
cojo otros vacíos, recojo el compresor y a picotear la pared a la obra regresé.
La tarde
llego a su fin, el trabajo cesó, y como cada día conversando nos marchamos al
Magazino (almacén de la empresa), donde al llegar ya habían traído los nuevos
contenedores. Mire hacia donde había dejado los esportones, pero ellos ya yo
estaban, en su lugar, había un cartel donde decían que cada tipo de basura tenía
su propio contenedor. El Magazinero, había vaciado los esportones y encontró
los sacos de papel, mezclado con el escombro. Menos mal que no abrió los sacos,
porque se habría encontrado dentro el pastel. O si lo vio??. Siempre me quedara
la duda…
Que cagada
la de aquel día.